Una mujer aparece muerta en el bosque de Reculée. Justo antes de que Gaëlle la lleve al lugar del crimen, Mélissa se encuentra en la librería del centro y la profesora de Lucas le ofrece un diccionario francés-criollo. En el lugar de la tragedia se encuentra el teléfono móvil de la víctima, así como la llave del bungalow donde se alojaba en un centro de vacaciones. La identificación debería ser sencilla. Por otra parte, las circunstancias del asesinato no dejan de intrigar a los investigadores. La fallecida lleva marcas de arañazos en la espalda, que evocan una leyenda local, la de los "dorlis", espíritus del bosque.