Aída y Chema, Chema y Aída... el amor perfecto si no fuera porque tienen que hacerlo todo a escondidas. Esto pronto termina cuando Paz les descubre en un renuncio, pero para Aída es un alivio porque le puede comentar a su amiga que Chema tiene una adicción secreta. Además, el festival del humor llega al barrio donde Mauricio y Luisma se enfrentarán para conseguir ser el mejor contando chistes. Han pasado cuatro meses desde la última vez que vimos a Aída, y su romance con Chema sigue viento en popa aunque deban evitar ser sorprendidos por los demás. Aunque se besan continuamente a escondidas, Paz les pilla in in. Una vez que reconoce el idilio, Aída le comenta a su amiga que está preocupada porque Chema quizás sea un adicto al sexo. Las sospechas se confirman cuando él responde positivamente a un test que demuestra que efectivamente su obsesión es enfermiza. Mauricio se apunta al concurso de humoristas del barrio. De este modo rememora su juventud en la que hizo sus pinitos como cuentachistes, aunque deberá enfrentarse a un duro competidor, Luisma, que está seguro de tener mucha más gracia que Mauricio: el pique está servido. Aunque nada parecía indicarlo, Fidel resulta ser un genio jugando al fútbol por ordenador y vence humillantemente a Johnatan, que promete vengarse en la revancha.