
Una destartalada furgoneta, aparentemente propiedad de una orden religiosa, se detiene en la puerta de un banco. De ella salen dos monjas, Sor Ángela y Sor María, que, tras entrar en la sucursal, sacan de entre sus hábitos una escopeta de cañones recortados y una ametralladora. Es entonces cuando los empleados se dan cuenta de que no vienen a traer estampitas sino a llevárselas. Tras el atraco, emprenden la huida con la policía pisándoles el hábito, mientras aparece en escena otro personaje que va a alimentar el enredo: la hermana gemela de Trini, la atracadora que se había hecho pasar por Sor Ángela.