
Ross lleva al pequeño Ben al parque para que monte en bicicleta. Phoebe recuerda entonces a una vecina que tuvo cuando era niña: nunca le dejaba su preciosa bicicleta. La pobre Phoebe tenía que conformarse con montar sobre la caja en la que había venido la bicicleta. La historia emociona a Ross que decide comprarle a Phoebe su bicicleta soñada. El problema es que Phoebe no sabe montar en bicicleta. Mónica quiere mejorar sus relaciones con sus vecinos, decide hacer unos caramelos y colocarles frente a su puerta pero su éxito es mayor de lo que esperaba.