Es una disciplina ciclista, nacida a principios del siglo XX, que consiste en realizar un determinado número de vueltas a un circuito con tramos de asfalto, caminos, prados y terrenos enfangados y con una serie de obstáculos (naturales o artificiales) que deban obligar al corredor a bajarse de la bicicleta para sortearlos. Debido a sus características de disputarse únicamente en otoño e invierno (la temporada profesional es de septiembre a febrero) y en ocasiones en circuitos con hielo y nieve, al igual que el cross, desde los organismos reguladores han intentado incluirlo en el programa de los Juegos Olímpicos de Invierno con la solicitud rechazada debido a que habitualmente no se disputa bajo esas condiciones meteorológicas.