
Carolina está casada con un hombre corrupto que, al verse descubierto por un fraude, la culpa a ella y la obliga a huir junto a su hijo. Sin salida y desesperada, busca refugio en su hermana gemela, Celeste, una monja. Al reencontrarse, surge una idea arriesgada: intercambiar identidades. Así, Carolina asume el lugar de Celeste y llega a Monteverde, un pueblo habitado únicamente por hombres. Allí, Óscar León, un hombre amargado por el abandono de su esposa, ha impuesto una estricta norma: ninguna mujer puede trabajar ni establecerse en el lugar. Pero el Padre Gabriel y la Hermana Celeste no se resignan. Juntos trazan un plan para reunir a un grupo de mujeres decididas a transformar Monteverde. Su objetivo: devolver el amor, la esperanza y la convivencia a un pueblo marcado por la rabia y la exclusión.