Candela debe decidir si envía a Díaz a prisión provisional. En contra del criterio de su equipo y de toda la isla, lo deja en libertad con cargos, aunque no podrá salir de la isla y estará sometido a vigilancia. Aun así, es una decisión extremadamente impopular, agravada por el empeño de Díaz en encontrar por sí mismo al auténtico culpable. Candela, enfrentada a su equipo, necesita a alguien a su lado en quien confiar y que conozca las claves de la isla. Toma una nueva decisión polémica: incorpora a la investigación a Reyes, agente de la policía local.