El asesino, al verse descubierto, mata a Reyes. A partir de ahí, ha de enfrentarse a la dificultad de deshacerse del cadáver en una isla como El Hierro, donde nadie desaparece sin dejar rastro. Especialmente desde que cunde la alarma por la desaparición de la agente de la policía local. La isla reacciona. Policía, protección civil y voluntarios emprenden una búsqueda desesperada. Lo más probable es que el asesino al que Reyes investigaba haya actuado de nuevo. Candela se rompe; se siente culpable, porque fue ella quien involucró a Reyes en una investigación que no le correspondía.