
Phil, Stu y Doug viven una vida tranquila y feliz. Han pasado dos años desde su último gran viaje y ya no tienen tatuajes ni cuentas pendientes. La última vez que oyeron hablar de Leslie Chow, un imán de los desastres, lo habían encerrado en una cárcel de Tailandia y, gracias a ello, empiezan a recuperarse de sus noches locas en Las Vegas y de los raptos, disparos y persecuciones a cargo de los traficantes y mafiosos de Bangkok. El único miembro de la manada que no está satisfecho es Alan. La oveja negra del grupo sigue sin propósitos personales, ha abandonado su medicación y se deja llevar por sus impulsos, lo que para él significa no tener barreras, ni filtros, ni juicio. Pero, finalmente una crisis personal lo obliga a buscar la ayuda que necesita...