
Londres, 1940. En plena batalla de Inglaterra, en el número 10 de la Rillington Place, vive John Reginald Christie, un hombre tímido, apocado, absolutamente insignificante, al que la guerra ha movilizado como policía auxiliar y que, bajo el pretexto de sus conocimientos en medicina, lleva a su casa a mujeres incautas a las que asesina. Christie atrae a sus víctimas haciéndose pasar por un experto en abortos clandestinos y el jardín de su casa se acaba convirtiendo en un cementerio. Lo sorprendente es que no levanta la menor sospecha, lo que le permite seguir con su locura criminal durante años. John Christie llega a asesinar a su propia mujer, Ethel, al darse cuenta de que ésta había descubierto su doble personalidad.