
Ann Lake (Carol Linley) acaba de mudarse a Inglaterra con su hija, la pequeña Bunny. Cuando Ann llega a la escuela situada en el barrio londinense de Hammostead para recogerla le dicen, desde la gobernanta hasta el último empleado, que la niña no ha estado allí jamás. Tampoco el hermano de Ann, un periodista americano llamado Stevens (Keir Dullea), consigue echar luz sobre el asunto, por lo que el inspector de Scotland Yard designado para esclarecer el caso, llega a persuadirse de que Bunny jamás estuvo matriculada en la escuela, y que todo puede ser una sugestión de su madre, que tampoco está casada. Todos los indicios de la existencia de Bunny han desaparecido, incluidos los juguetes y el pasaporte de la niña. No queda nada que pueda convencer a la policía de la existencia de Bunny.