El general Jack D. Ripper (Sterling Hayden), jefe de un escuadrón de bombarderos B-52 portadores de artefactos nucleares, está íntimamente convencido de que los rusos están llevando a cabo una sutil y progresiva ofensiva contra los Estados Unidos mediante el envenenamiento del agua potable. En un acceso de locura, y tras dominar a su ayudante, el capitán británico Lionel Mandrake (Peter Sellers), Ripper lanza contra Moscú a todos sus aviones. Enterado el Pentágono de lo sucedido, se reúne inmediatamente el Estado Mayor y su jefe da la orden de apoderarse de la base aérea de Ripper y desplegar todos los dispositivos necesarios para hacer regresar a todos los aviones que cargados de bombas atómicas, se dirigen hacia Moscú.
