
Frank Shore, un sacerdote católico conocido como el 'asesino de los milagros', es llamado urgentemente por su obispo porque una estatua de mármol de un convento de Chicago está llorando sangre. En pleno proceso de canonización de Helen O'Regan, una devota mujer católica que vivió en el convento hasta su defunción y a quien la comunidad relaciona con las mencionadas lágrimas, Frank vive un momento de crisis de fe, que se ve incentivado tras conocer a Roxanne, la poco cooperante hija de la presunta santa, por quien se siente inevitablemente atraído. La directora polaca Agnieszka Holland traslada a las pantallas la intriga religiosa de la novela de Richard Vetere. Holland se dio a conocer con "Conspiración para matar a un cura" y posteriormente ha firmado trabajos como "Europa, Europa", "El jardín secreto", "Olivier, Olivier", "Vidas al límite" o "Washington Square".