
Hace más de una década, Ovidi desapareció en el mar sin dejar rastro alguno. Desde entonces, los vecinos han cerrado la playa de manera hermética. Para Teresa, la vida no ha sido fácil desde la desaparición de su marido. Aunque han pasado diez años, ella continúa llevándole flores a la cueva, el lugar preciso donde fue visto por última vez. En lo más profundo de su ser, todavía alberga la esperanza de que algún día vuelva a encontrarse con él.