El viaje en tren de Michael Portillo continúa hacia las islas Farne, sigue hasta la isla sagrada de Lindisfarne y termina en la ciudad más septentrional de Inglaterra, Berwick-upon-Tweed. En la mayor de las Farne, Inner Farne, Michael ayuda a los guardas forestales a eliminar una planta tóxica que está invadiendo la isla. De nuevo en tierra firme, peregrina tres kilómetros por una carretera que dos veces al día es anegada por el mar del Norte. Su destino es la isla sagrada de Lindisfarne. A bordo otra vez en la East Coast Mainline, Michael bordea la costa y cruza el río Tweed por el puente Royal Border de Robert Stephenson hasta llegar a la ciudad más septentrional de Inglaterra, Berwick-upon-Tweed.