Ferozmente independiente, aclamada por la crítica y autodidacta, la fotógrafa española Cristina García Rodero fue la primera en capturar las fiestas de su país -religiosos y paganos- y le llevó 15 años completarlos. Hoy, medio siglo más tarde, esta artista de 73 años, con una voluntad de hierro, cercana e infatigable, continúa autofinanciando sus proyectos a largo plazo, y documentando cómo se celebra la vida, el amor, la belleza y la muerte en el mundo. Aquello que mueve y conmueve al alma, espíritu y cuerpo humano.